La hipertensión arterial afecta aproximadamente a un 20% de la población adulta y es la más frecuente de las afecciones cardiovasculares. Su incidencia aumenta con la edad.

«¿Pero qué es la hipertensión? Se estima que una persona es hipertensa cuando su tensión diastólica (la más baja) es superior a 9, y su tensión sistólica (más alta) superior a 14.»

Se califica la hipertensión de enfermedad “silenciosa” o “hipócrita” ya que numerosas personas ignoran que la padecen y pocos de nosotros controlamos regularmente nuestras cifras tensionales.

Con todo, una elevada presión arterial implica complicaciones cardiovasculares mayores : de este modo, según la OMS, se le atribuye el 62 % de los accidentes vasculares cerebrales.

En efecto, este empuje mecánico excesivo ejercido sobre las arterias causa anomalías, una rigidificación de su pared, y aumenta el riesgo de aparición o agravación de placas de ateroma. Las arterias más frecuentemente afectadas son las que irrigan el cerebro (carótida), el corazón (coronarias), los riñones o también los miembros inferiores. Por lo tanto, la hipertensión arterial aumenta el riesgo de accidentes cerebro-vasculares, cardiopatía isquémica (angina de pecho, infarto del miocardio), arteriopatía de los miembros inferiores (estrechamiento de las arterias que irrigan las piernas) y de insuficiencia renal crónica que puede requerir a largo plazo una diálisis.

Por otra parte, la presión arterial aumenta indirectamente la actividad del corazón para mantener el caudal sanguíneo constante. Esto implica una hipertrofia ventricular izquierda y una pérdida progresiva de su actividad contráctil que puede evolucionar en insuficiencia cardíaca.

Estas distintas complicaciones son raramente inmediatas. La gravedad de la hipertensión está vinculada a sus consecuencias a largo plazo sobre los distintos órganos (1). La medicina tradicional propone, por supuesto, numerosas “soluciones”: diuréticos, betabloqueantes (para retrasar la frecuencia cardíaca), antagonistas de los canales cálcicos (para disminuir las resistencias vasculares), etc. pero estos tratamientos son exclusivamente sintomáticos y no carecen de efectos secundarios.

(1) Source INSERM